En los albores de la civilización, la humanidad era la más frágil: una sola inundación o sequía podía borrar una civilización del mapa. La gente rezaba al cielo por temporadas favorables. Xolotl, Dueño del dominio entre el cielo y la tierra, escuchó sus oraciones, y para honrar a su Dueño nombraron su tierra en su honor. La gran serpiente alada les envió la lluvia para regar las cosechas en primavera y las nubes para dar sombra al ganado en el verano. Pero fue bajo la luna de sangre de un eclipse lunar cuando el Rey de Camazotz golpeó por primera vez la tierra de Xolotl. Las ciudades se derrumbaron ante el asedio del Anciano. Despertado por los gritos de su pueblo, el Maestro se precipitó desde las nubes. Vio que la gente a la que no había favorecido encontró su propio patrón para adorar. Camazotz cayó sobre Xototl, y su choque sacudió al mundo. Para asegurar su supervivencia, Xototl revitalizó a su gente con su fuerza y los transformó en Primeros Guardianes, quienes cambiaron el rumbo contra Camazotz y sus Primigenios. Cuando terminó el eclipse lunar, Camazotz y los Primigenios retrocedieron a las Tierras de la Muerte... por ahora. El Maestro de Xolotl sabía que necesitaría aliados si su gente quería sobrevivir al apocalipsis que se avecinaba cuando Camazota regresara.
El Maestro de Xolotl es un monstruo enfocado en el poder y el control que puede unirse a cualquier fuerza de Protectores. Xolotl puede vigorizar a sus aliados para golpear a sus enemigos y, cuando la situación lo requiere, puede remodelar sus unidades para que se adapten mejor a sus necesidades. Su Ofrenda lo incita a la acción y, al final, no hay ningún lugar donde esconderse, el Maestro de Xolotl no puede arrastrar a sus enemigos.
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